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La construcción modular (o prefabricada) se encuentra en constante búsqueda de satisfacer las demandas económicas y funcionales de cada sector. Es por eso que ha logrado adaptarse a la temporalidad de uso de una edificación gracias a  su versatilidad estructural.

Construcción Modular Permanente

La Construcción Modular Permanente (PMC) es un método de entrega de construcción innovador y sostenible que utiliza técnicas de manufactura fuera del sitio para prefabricar soluciones de construcción completa de uno o varios pisos en secciones de módulos entregables. Los módulos PMC se pueden integrar en proyectos construidos en el sitio o como una solución llave en mano y se pueden entregar con instalaciones, accesorios y acabados interiores en menos tiempo, con menos desperdicio y un mayor control de calidad en comparación con los proyectos que utilizan solo el sitio construido construcción. Se han realizado investigaciones recientes que respaldan el hecho de que la construcción modular es un proceso de construcción eficiente y listo para ayudar al crecimiento de la industria de la construcción.

«La fabricación de componentes de construcción fuera del sitio proporciona condiciones más controladas y permite una mejor calidad y precisión en la fabricación del componente». – Instituto Nacional de Estándares y Tecnología y el Consejo Nacional de Investigación

Edificios reubicables

Un Edificio Reubicable (RB) es un edificio parcial o completamente ensamblado que cumple con los códigos aplicables o las regulaciones estatales y se construye en una instalación de fabricación de edificios utilizando un proceso de construcción modular. Los edificios reubicables están diseñados para ser retirados o reutilizados varias veces y transportados a diferentes sitios de construcción. Se utilizan para escuelas, oficinas de obras de construcción, clínicas, espacios comerciales y en cualquier espacio donde un edificio reubicable pueda satisfacer una necesidad de espacio temporal. Estos edificios ofrecen entregas rápidas, facilidad de reubicación, reconfiguración de proyectos, calendarios de depreciación acelerados y una enorme flexibilidad. Los edificios reubicables no se fijan permanentemente a bienes inmuebles, sino que se instalan de acuerdo con las pautas de instalación del fabricante y los requisitos del código local. Estos edificios son esenciales en casos donde la velocidad, el espacio temporal y la capacidad de reubicación son necesarios.

La moderna e innovadora tecnología de construcción modular combina la terminación de la construcción «en el sitio» con la construcción eficiente y precisa de la línea de ensamblaje de fábrica «fuera del sitio». Cuando considera los beneficios, tiene sentido:

·       Velocidad de respuesta
·       Certeza presupuestaria
·       Calidad consistente
·       Riesgo reducido

Si bien muchos aspectos del proceso son similares a la construcción en el sitio, la tecnología modular proporciona un control sustancialmente mayor sobre proyecto, como en muchos de los problemas de construcción tradicionales que, de una forma u otra, impactan en el tiempo y presupuesto.

Llegar al mercado más rápido y hacerlo a un precio que tenga sentido son dos de las frustraciones mayores en cada proyecto de construcción, y dos de los mayores beneficios del uso de tecnología modular. Obteniendo un mayor control sobre la calidad del proyecto, el cronograma y el resultado final. Mientras las unidades modulares para el proyecto están siendo fabricadas en planta, el trabajo del sitio y la construcción de los cimientos se realizan simultáneamente. Modificando los horarios de construcción tradicionales que están sustancialmente comprimidos.

No solo se obtiene un edificio seguro y de alta calidad, sino que puede estar seguro de que también se cumplirán el presupuesto y el cronograma.

El concreto es tan integral para nuestras comunidades porque es el único material de construcción que ofrece de manera rentable. Es simplemente el material de construcción más versátil del mundo.

Aquí hay más detalles:

La huella de carbono más baja
La durabilidad incomparable del concreto, la eficiencia energética y la reciclabilidad completa, combinadas con innovaciones de la industria como el cemento de piedra caliza con bajo contenido de carbono, concreto carbonatado o concreto curado con CO2 en lugar de agua, contribuyen a convertirlo en el material de construcción con menos carbono sobre El ciclo de vida de una estructura o pavimento.

Mantenimiento fuerte, duradero y bajo
El concreto dura décadas más que los materiales de construcción alternativos, y en realidad se fortalece con el tiempo. Esto reduce el costo total de propiedad, así como el impacto ambiental asociado con la rehabilitación o reconstrucción más frecuente.

Elástico
El concreto no se quema, se oxida ni se pudre. Es resistente al fuego, viento, agua, vibraciones y terremotos, lo que mantiene a las personas más seguras y reduce los costos. A raíz de los fenómenos meteorológicos extremos, las estructuras de concreto han demostrado ser las más resistentes.

Eficiencia energética
Edificios de concreto: la capacidad del concreto para almacenar energía (su masa térmica) ayuda a moderar las condiciones de temperatura interior, reduciendo el uso de calefacción y refrigeración de un edificio durante su vida útil hasta en un 8%.
Los pavimentos de hormigón también son energéticamente eficientes de varias maneras. Estudios muestran que durante un período de 50 años, la energía primaria incorporada requerida para construir, mantener y rehabilitar el pavimento de concreto es un tercio de la requerida para el pavimento de asfalto. La superficie rígida de los pavimentos de concreto ayuda a reducir el consumo de combustible y las emisiones de energía relacionadas por camiones pesados ​​y otros vehículos hasta en un 7%. Y su color claro ayuda a reducir el efecto de isla de calor, que reduce los requisitos de enfriamiento, al tiempo que reduce los requisitos de iluminación exterior por la noche hasta en un 24%.

Sin emisiones
Una sustancia totalmente inerte cuando se cura, el hormigón está literalmente libre de emisiones y no emitirá ningún gas, compuestos tóxicos o compuestos orgánicos volátiles.

Versátil
Si bien es fuerte y funcional cuando está endurecido, la plasticidad del concreto cuando está recién mezclado permite a los diseñadores adaptarlo a cualquier forma, superficie y textura imaginable. Las innovaciones como el hormigón de ultra alto rendimiento (UHPC), el hormigón fotocatalítico y el hormigón permeable también están permitiendo usos nuevos y creativos, y nuevas formas de abordar una serie de desafíos de sostenibilidad.

Ideal para reutilización adaptativa
Debido a la resistencia del hormigón, la atenuación del sonido y la resistencia al fuego, los edificios de hormigón se pueden convertir fácilmente a otros tipos de ocupación durante su vida útil. Reutilizar los edificios de esta manera puede ayudar a limitar la expansión urbana y contribuye aún más a la conservación de nuestros recursos y la preservación del medio ambiente.

Económico
Gracias a su durabilidad, resistencia, bajos requisitos de mantenimiento y eficiencia energética, las estructuras de concreto reducen los costos operativos relacionados con el consumo de energía operativa, el mantenimiento y la reconstrucción después de los desastres.
Los pavimentos de concreto también son rentables en un primer costo y costo de ciclo de vida, ya que requieren solo un tercio del mantenimiento que una carretera de asfalto comparable requeriría durante una vida útil de 50 años.

100% reciclable
El concreto se puede reciclar como agregado, para usarlo como material de sub-base, para paredes de gaviones, como rasgaduras para proteger las costas o en otras aplicaciones, o como material granular, reduciendo así la cantidad de material que se vierte en los vertederos y Necesidad de materiales vírgenes en obra nueva.

Producido localmente
El concreto se fabrica típicamente dentro de los 160 kilómetros del sitio del proyecto, utilizando recursos locales. Esto minimiza en gran medida los envíos y la contaminación y contribuye significativamente a la economía local.

Más verde

El proceso controlado por la fábrica genera menos desechos, crea menos perturbaciones en el sitio y permite una construcción más ajustada.

Mayor flexibilidad y reutilización: los edificios modulares se pueden desmontar y los módulos se pueden reubicar o renovar para un nuevo uso, lo que reduce la demanda de materias primas y minimiza la cantidad de energía gastada para crear un edificio que satisfaga las nuevas necesidades.

Menos desperdicio de material: cuando se construye en una fábrica, el desperdicio se elimina reciclando materiales, controlando el inventario y protegiendo los materiales de construcción.

Calidad del aire mejorada: debido a que la estructura modular se completa sustancialmente en un entorno controlado por la fábrica utilizando materiales secos, se elimina el potencial de altos niveles de humedad atrapados en la nueva construcción.

Más rápido

La construcción de edificios modulares ocurre simultáneamente con el trabajo del sitio, lo que permite que los proyectos se completen en la mitad del tiempo de la construcción tradicional.

Horario de construcción reducido:
Debido a que la construcción de edificios modulares puede ocurrir simultáneamente con el sitio y el trabajo de cimentación, los proyectos se pueden completar del 30% al 50% antes de la construcción tradicional.

Eliminación de retrasos climáticos:
60 – 90% de la construcción se completa dentro de una fábrica, lo que mitiga el riesgo de retrasos climáticos. Los edificios se ocupan antes, creando un retorno de la inversión más rápido.

Construido para codificar con materiales de calidad:
Los edificios modulares se construyen para cumplir o superar los mismos códigos y estándares de construcción que las estructuras construidas en el sitio, y los mismos materiales especificados por el arquitecto que se usan en los edificios construidos de manera convencional se usan en proyectos de construcción modular: madera, concreto y acero.

Más inteligente

Los edificios modulares se construyen con el
mismos materiales y con los mismos códigos de construcción y especificaciones arquitectónicas que la construcción tradicional. Una vez ensamblados, son prácticamente indistinguibles de sus contrapartes construidas en el sitio.

Construcción más segura:
El ambiente de construcción interior reduce los riesgos de accidentes y las responsabilidades relacionadas para los trabajadores.

Edificio de mejor ingeniería y BIM:
PMC se basa en BIM avanzado para la visualización para evaluar el rendimiento energético e identificar las medidas de eficiencia más rentables. PMC es ideal para el uso de esta tecnología donde el proceso de construcción ya es una colaboración de sistemas, materiales y personas, al igual que el software en sí.

Oportunidades de diseño ilimitadas:
Las unidades modulares pueden diseñarse para adaptarse a la estética externa de cualquier edificio existente y las unidades modulares, una vez ensambladas, son prácticamente indistinguibles de sus contrapartes construidas en el sitio.

La infraestructura social está constituída por espacios dedicados a la creación, fortalecimiento y sostenibilidad de espacios de intercambio y enriquecimiento de las comunidades, como puntos de encuentro de los diferentes creadores y gestores culturales y lugares para la convivencia e inclusión social. Todo ello, partiendo del principio de la descentralización efectiva y de la generación e instalación de capacidades locales promoviendo la sostenibilidad de prácticas artísticas y culturales de las diferentes comunidades.

​Surge con la finalidad de disminuir la desigualdad existente en materia de desarrollo cultural, y de aprovechar o crear espacios dedicados al arte, la cultura e incluso, fomentar la economía local.

Se destinan recursos económicos para financiar proyectos culturales que tengan como propósito rehabilitar, construir, equipar y dotar de programación cultural, espacios destinados al quehacer artístico y cultural como: casas de cultura, centros culturales, centros de formación y producción artística, bibliotecas, museos, archivos históricos, teatros, entre otros.

Dentro de los propósitos del desarrollo y fomento de la infraestructura social, se maneja abrir espacios de oportunidad para desarrollar habilidades y destrezas de los niños, jóvenes y adultos, a través de talleres teatro, actividades de esparcimiento, culturales y recreativas, así como la práctica organizada de disciplinas deportivas más populares de las comunidades urbanas y rurales.

El déficit habitacional en América Latina es equivalente a poco más de la mitad de todas las viviendas actuales. Sin embargo, la gravedad del problema de la vivienda varía mucho dentro de la región: entre países, dentro de países y dentro de ciudades.

Los países de Latinoamérica tienden a tener peores condiciones de vivienda que el resto del continente y las condiciones de vida son típicamente peores en zonas rurales. Además, la forma del problema de la vivienda varía de un lugar a otro. Por ejemplo, los niveles de propiedad de la vivienda y la disponibilidad de servicios varían considerablemente de una ciudad a otra. A pesar de los graves problemas que enfrenta la región, y a pesar del consenso de que las condiciones de refugio generalmente se deterioran, hay algunos signos de esperanza. La tasa de propiedad de la vivienda ha aumentado dramáticamente en la mayoría de las ciudades en las últimas cuatro décadas. Un ejemplo de los progresos realizados que se puede ver en América Latina y el Caribe, el logro de avances notables para que millones superen la línea de pobreza en la última década. En gran medida, esta disminución de la pobreza fue posible gracias al crecimiento económico que ha florecido en la región.

– En México se considera que un 57,5 % de viviendas habitadas han sido producidas o autoconstruidas.
– En términos de producción, la vivienda gestada por una comunidad y con elementos regionales es 39 % más barata.
– Asimismo, generan 64% menos de emisiones de CO2 en el traslado de materiales endémicos.

El informe Banco Mundial-GFDRR «Invertir en resiliencia urbana» recomienda que los gobiernos municipales promuevan políticas locales que fomenten la resiliencia. Para Latinoamérica y el Caribe, acciones para transformar el riesgo urbano a resiliencia es un gran paso para construir ciudades más seguras. También se suma el esfuerzo del Banco Mundial y de otros socios para el desarrollo en integrar la gestión del riesgo de desastres en programas y proyectos de mejoramiento de barrios precarios que favorezcan una vivienda más asequible para todos. Lo que ha permitido que el modelo de vivienda funcione, tan imperfectamente y como es, es un sociedad que ha adoptado ciertos códigos de comportamiento dignos. Estos incluyen una actitud bastante honesta y servicio civil eficiente, un sistema tributario que tiene menos lagunas que la mayoría, un sistema político que mantiene cierto grado de continuidad tanto dentro como entre administraciones y sistema razonable para identificar a quienes viven en la pobreza.

El efecto invernadero causado por la emisión de gases, es un factor que influye considerablemente en el cambio climático del planeta y con ello la formación de “hoyos negros” en la capa de ozono que permiten el paso de mayor cantidad de rayos ultravioleta (UV), ocasionando problemas en el organismo tales como el cáncer de piel y el daño de muchos materiales que se degradan por los efectos de la radiación solar y más aún, si a esto le agregamos agentes químicos que ocasionan corrosión en los materiales.

La necesidad de proteger techumbres y muros en naves industriales, casas, cocheras, patios de servicio, etc., ha hecho necesario desarrollar productos de PVC y policarbonatos (PC) de segunda generación para que resistan inclusive los embates de la naturaleza como huracanes, granizos y siniestros de fuego.

Los productos de “segunda generación”, son llamados así debido a que su composición ha sido mejorada para que no sean afectados por los rayos ultravioletas (UV) brindando un beneficio económico gracias a sus propiedades físicas, mecánicas y térmicas.

Están diseñados para tener un mejor confort térmico y con esto lograr ahorros de energía eléctrica por aire acondicionado, ya que estas láminas no absorben los rayos solares, sino lo que se hace es que reflejen ese calor además de asegurar su resistencia a los vientos, huracanes y granizos.

La ventaja sobre las láminas tradicionales metálicas es que, por muy buen recubrimiento o pintura que tengan, termina corroyéndose, además de ser muy calientes.

Comparadas con las láminas de fibra de vidrio, éstas se degradan por la acción de los rayos UV, en menos de un año se empiezan a amarillear y aflorar la fibra de vidrio como señal de que ya perdieron sus propiedades, además de ser altamente inflamables.

Impide la inversión térmica, lo que hace que, en invernaderos, siempre haya una temperatura interior superior a la que se da en el exterior.

Surge el proyecto Vía Verde con un objetivo principal: “convertir de gris a verde la Ciudad de México” a través de la construcción de jardines verticales en las columnas a lo largo del Periférico. Estos más de 40,000 m2 verdes han sido foco para innumerables videos en medios locales e internacionales, donde enfatizan el cambio en las prioridades de la ciudad.

Existe el temor de algunos a que con este tipo de acciones proambientales se limite el espacio en la ciudad que se dedica a los automóviles. Sin embargo, existen grupos activistas quienes sostienen que el apoyo del gobierno a Vía Verde indica la disposición del mismo a duplicar la cultura del automóvil en una ciudad asfixiada por el tráfico y smog. Aunque algunos consideran que la «ecologización» de la vía es simplemente hacer que la posesión de un automóvil sea ligeramente “menos culposa”.

«En la Ciudad de México, casi todos nuestros problemas locales de contaminación y movilidad se pueden atribuir al uso excesivo de automóviles privados», dice Sergio Andrade-Ochoa, coordinador de salud pública de la ONG Liga Peatonal. «Podríamos simplemente plantar árboles, pero existe el temor político de limitar el espacio en la ciudad que actualmente se dedica a los autos».

La idea de Vía Verde surge en 2016, cuando el arquitecto Fernando Ortiz Monasterio, de la firma Verde Vertical, quien inició una petición a través del portal de Change.org para evaluar el apoyo público. La petición describió los objetivos específicos del proyecto, donde promete: «Producir suficiente oxígeno para más de 25,000 residentes, filtrar más de 27,000 toneladas de gas dañino cada año, capturar más de 5,000 kg de polvo y procesar más de 10,000 kg de metales pesados».

También aseguró el impacto mínimo del proyecto: ”La tecnología de jardín vertical no pone en peligro la integridad estructural de un muro, mientras que el riego por goteo utiliza agua de lluvia y otras fuentes no potables”. El actor Luis Gerardo Méndez, ayudó a difundir la petición y rápidamente acumuló las 80,000 firmas necesarias para atraer la atención del gobierno. Vía Verde fue aprobado.

«Todos estos grupos participaron en esta propuesta ciudadana porque parecía algo que haría bien a la Ciudad de México», dijo el ex jefe del gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, en 2016. «Vía Verde podría simultáneamente cambiar la apariencia de la ciudad y ayudar a cumplir con el mayor compromiso de hoy: la lucha contra el cambio climático».

En cuanto al financiamiento, también se basó en la opinión pública. Los organizadores realizaron una encuesta con varias opciones de financiamiento: financiamiento gubernamental a través de impuestos, financiamiento ciudadano a través de donaciones a un fideicomiso público o financiamiento privado a través de corporaciones (con la condición de que el 10% de las columnas se utilizarían para publicidad corporativa). La idea de financiamiento privado ganó, con casi el 47% de los 2.440 votos. Posteriormente, un grupo de corporaciones invirtieron los 300 millones de pesos  necesarios.

La construcción verde sobre las 1,038 columnas de concreto comenzó más tarde en 2016 y, hasta ahora, las plantas han prosperado.

Debemos recordar que mejorar la calidad del aire y combatir el cambio climático no es lo mismo. Si bien las plantas son cruciales para combatir el cambio climático, usar las plantas para mitigar la contaminación del aire a través del proceso de fitorremediación (convertir el carbono en oxígeno) es algo más complejo y el nivel de contaminación día a día requiere de acciones paralelas en pro de este objetivo.

El proyecto Techos de Esperanza, inició el 18 de agosto en la comunidad Altos de Las Torres, en el Distrito de San Miguelito, Panamá, para transformarle la vida de 606 familias panameñas que por años han habitado viviendas en condiciones precarias, siendo este sector uno de los más vulnerables de esa comunidad. Además, este programa ha sido una creciente fuente de empleos para personal proveniente de la propia comunidad.

Viviendas dignas para una mejor calidad de vida a través de acciones de:

• Reconstrucción: en viviendas que tienen piso de tierra, paredes y techos improvisados de madera y zinc viejo. Se les construirá una unidad básica de 40.8 metros cuadrados, 2 recamaras, sala comedor cocina, baño higiénicos con tanque séptico (biodigestor séptico).

• Reparación: en casas que tiene techos en malas condiciones, paredes sin aplanar, sin divisiones internas, con piso de tierra. Serán reparadas con techo de zinc, aplanado de paredes, divisiones, pintura y baño higiénico con tanque séptico.

Las mejoras también contemplan las adecuaciones a las vías de acceso al sector como banquetas, calles y drenaje. Los beneficiarios fueron evaluados mediante un censo que realizó el MIVIOT a las familias que se encuentran en áreas de riesgo por deslizamiento de tierra, inundaciones y algunas con posibilidad de reubicación.

Está iniciativa social está planificada para ejecutarse en 5 años, y con este se busca darle una respuesta habitacional integral a 20 mil familias en todo Panamá.

En México 6 millones de familias con ingresos menores a 5 salarios mínimos son un mercado potencial; el déficit de casas para personas de escasos recursos representa un nicho de negocios.

El déficit de hasta seis millones de casas para la población de la llamada base de la pirámide –integrada por los hogares con ingresos menores a los cinco salarios mínimos-, ha despertado el interés de desarrolladores de vivienda que apuestan por la autoconstrucción como modelo de negocios, aseguraron especialistas.

El déficit total de hogares mexicanos suma nueve millones de familias, de las cuales tres millones pueden ser atendidas por las instituciones de Gobierno como el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) o el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovissste), mientras que para los seis millones restantes han comenzado a crearse alternativas.

El 65% de las viviendas construidas en México son producto del trabajo de los mismos residentes, de acuerdo con estudios de organismos dados a conocer esta semana en el país. Según la consultoría privada Softec, del millón de unidades construidas en el país al año, sólo 350.000 corresponden a obras de constructoras.

De acuerdo con la consultoría, este hecho hace que la mayoría de las construcciones residenciales en México no cumplan con requerimientos legales, territoriales y técnicos. Lo que abre una serie de riesgos jurídicos y de seguridad para sus residentes.

Para sanar este problema, organizaciones sociales como Hábitat para la Humanidad presta asesorías a lo que se llama en México autoconstrucción de viviendas, de manera a disminuir los peligros por una estructura mal edificada.

La autoconstrucción promedia en 62 metros cuadrados de área construida, mientras que las constructoras especializadas en viviendas producen unidades con promedio de 39 metros cuadrados.

El fabricante de cemento Holcim afirma que del total de 33 millones de toneladas de cemento que se vende al año en México, entre 10 y 11 millones son destinados a las obras de autoconstrucción.